Transcripción: Capítulo 2
Transcripción
La conexión entre la respiración y los pensamientos
Digamos que duró toda la noche preparándose para la presentación de esta mañana.
Practica una y otra vez en su cabeza lo que va a decir en camino a la oficina.
Entra a la junta bien preparado y agarra todo lo que necesite.
Todo está listo, se levanta para hablar, abre su boca…y todo lo que practicó se fue por la ventana.
Siente el pecho tenso al inhalar , la lengua se le trava mientras busca las palabras que decía con facilidad frente al espejo del baño esta mañana, y no puede dejar de pensar en lo mal que se ha de ver y en lo mal que está haciendo.
Usted sabe de lo que habla, pero no puede sacarse de la cabeza esa vocesita que no lo permite comunicar lo que sabe.
No es el único, siempre oigo la misma historia típica de nuestros clientes.
A menudo hay una desconexión entre nuestros patrones de respiración y nuestro proceso de pensamientos.
Títulos de apertura
Retomando de nuestro episodio anterior en el uso de la respiración diafragmática para apoyar la comunicación, extenderemos esta práctica con una discusión en la conexión entre los pensamientos y la respiración.
La conexión entre nuestra respiración y nuestros pensamientos afecta la manera en que interrumpimos nuestro discurso, como apoyamos nuestra intención, y esto estimulará o desalentará las muletillas como este y am.
Para sentir cómo la respiración y los pensamientos trabajan, imagínese asimismo cuando silenciosamente está desarrollando una idea o está procesando un texto que está leyendo en un libro o en una pantalla.
Ahora imagínese asimismo en el público de una sala de conferencias o en una representación, escuchando lo que está siendo comunicado.
Hay una gran diferencia entre cómo respiramos cuando estamos escuchando y pensando en lo que otros están diciendo y cómo respiramos cuando estamos sonorizando nuestros propios pensamientos.
Solemos ponerle atención a los patrones del hablante cuando estamos en el lado del oyente. Es cuando empezamos a involucrar nuestra voz para expresar nuestros pensamientos para que la oportunidad de una desconexión entre en juego.
Esto es porque de repente nuestra respiración debe irse de apoyar los requisitos de un cuerpo en contemplación a apoyar el proceso más complicado y el error propenso de ordenar y darle voz al pensamiento de una manera que será entendible por el proceso de pensamiento de una persona completamente separada.
Es un pequeño milagro.
Si no somos prudentes con nuestra respiración, especialmente al hablar en público, es fácil hacerse bolas y encontrarnos sin apoyo.
No está solo cuando está hecho bolas con la lengua trabada o atolondrado en un momento importante cuando usted ha tenido la palabra.
Pero, las buenas noticias es que podemos utilizar nuestra respiración como una herramienta para establecernos con más poder, ser conscientes, y ser comunicadores más claros.
Aquí está la idea importante: Una respiración está conectada con un pensamiento.
Una manera para entender cómo trabaja esto, es ver cómo la puntuación funciona en la palabra escrita.
Un pensamiento nuevo en una página empieza con una letra mayúscula al principio de la oración, y el pensamiento termina con un punto.
También tenemos comas, punto y comas, y otros signos de puntuación que nos dice cuando debemos pausar, o cuando el pensamiento se divide o va a cambiar de enfoque o de atención.
Cuando estamos leyendo la palabra escrita, la puntuación nos permite entender la organización de las palabras en el papel.
La puntuación tiene un efecto en el significado e imparte matiz a la idea.
Pero, cuando hablamos en voz alta, nuestro oyente no tiene la ventaja de la puntuación escrita para ayudarlos a analizar sintácticamente la información mientras la damos, entonces, como hablantes tenemos que estar conscientes de proveerles un conjunto de señales diferentes para lograr hacer el trabajo que cumple la palabra escrita.
El sistema de señales que interrumpe nuestro discurso es nuestra respiración.
Puede que se escuche raro, pero su oyente o su público, respirará con usted; y como usted use su respiración afecta como ellos reciben lo que usted tiene que decir.
Una respiración conectada con un pensamiento
Imagínese que cada uno de sus pensamientos empiezan con una letra mayúscula.
Para marcar el inicio de su pensamiento haga una respiración de apoyo diafragmática.
Estamos abriendo la garganta y dejando que el aire caiga dentro de nuestro diafragma.
Esto indica el inicio de un pensamiento nuevo a su oyente, y le provee a su cerebro y a su voz con una apoyo fundamental fuerte.
El público sabe que hemos llegado al final de nuestra idea o nuestro pensamiento; o que nuestro pensamiento va a dar información adicional o cambiar de forma, cuando pausamos o tomamos otra respiración completa.
Estando conscientes de que su puntuación es una gran manera de dar su mensaje en una forma clara y cautivadora.
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Recordará en nuestro primer episodio: La importancia de la respiración, solemos apoyar diafragmáticamente nuestros pensamientos naturalmente cuando tenemos dominio sobre nuestro contenido o algo de lo cual somos apasionados por decir.
En estas ocasiones la conexión entre la respiración y el pensamiento es fácil, y esos momentos cuando todo parece salir bien puede sentirse increíble.
Pero, no siempre tendremos esa ventaja de sentirnos como si tuviesemos total dominio de lo que queramos comunicar, puede que no tengamos suficiente tiempo para prepararnos extensamente, o simplemente podemos estar demasiado nerviosos para dejarnos llevar por la confianza que viene con la pasión.
La respiración nerviosa y esporádica socavaría hasta la comunicación mejor planeada y pensada.
Entonces, cómo nos proponemos para el éxito en estas situaciones cuando estamos nerviosos o no estamos preparados?
Si es que lo tengamos que improvisar, cómo producimos una narrativa segura sin muletillas, como “este, he”?
Aquí es donde quiere utilizar y respirar con lo que se le llama un pensamiento directivo.
Para empezar, agarré el hábito de identificar su meta principal para una interacción.
Estableciendo una meta le ayudará a entender sus intenciones claras.
Cuando escoja esta intención, quiero que se enfoque en una que le permita su contenido.
Algunas intenciones útiles para respirar son:
“Las enseñaré” o “Las compartiré” o “Las demostraré”
Ejemplos de pensamientos que no son directivos y que resultan en ese apoyo de respiración nerviosa y esporádica son:
“Ojalá y no se me olvide lo que quiera decir” o “me pregunto, quién estará en el público?” o “Como quisiera haberme puesto los otros zapatos”
Este tipo de pensamientos no son ‘útiles’ y varias veces la respiración conectada con este proceso de pensamiento se convierte sin apoyo y se sube dentro del pecho.
En adición, cuando estos tipos de pensamientos son acompañados con un apoyo profundo de respiración, el público puede sentir que estamos comunicando un subtexto que pueda que no tenga nada que ver con lo que estemos comunicando.
Escoja una meta que involucre comunicar algo que le pertenezca con algo que esté seguro de saber.
Esta intención actuará como un organizador para las palabras que aún no están allí.
Quiere usar un pensamiento factible para limitarse asimismo para improvisar con éxito.
Haga una respiración diafragmática y mantenga su intención en su mente mientras comienza a enseñar, compartir, o revelar lo que sabe.
Hablaremos por un momento sobre cómo se ve cuando la conexión entre el pensamiento y la respiración no trabajan de una manera que nos sirva eficazmente.
Pienso que esto resonará muy bien con la mayoría de nosotros.
Todos hemos escuchado a alguien que se traba mientras da una presentación con las palabras “he” y “este” a cada pausa que dan.
Estos se llaman muletillas.
Caemos en llenar el inicio de una línea con articulación habitual con palabras como “este” o una muletilla receptiva “he” o “como” e “y” porque el pensamiento no está claro en su mente.
Hemos abierto la boca para hablar, frecuentemente sin una respiración de apoyo, y aún sin haber programado una idea o un pensamiento completo, entonces terminamos llenando el vacío al decidir qué muletilla usar.
“Mmm, entonces usamos una muletilla, he, en los lugares donde, este, normalmente encontramos una he mayúscula o puntuación.
Como lo hablamos antes, la puntuación es el momento natural para que ambos, el orador y el oyente tomen aire.
Es cuando tomamos aire para hablar sin intención, antes de que tengamos un pensamiento concreto, una imagen, o un sentimiento para comunicar que nuestro impulso es para producir un sonido para llenar espacio vacío entre la respiración inicial y la primera palabra.
Para prepararnos para el éxito, primero necesitamos darnos la intención factible.
Su respiración de apoyo debe ser usada en apoyo de un pensamiento existente o una intención.
Primero piense, luego respire, después hable.
Por ejemplo:
(Pensamiento) Enseñar lo que sé sobre la relación de gemelos.
(Respire) y luego hable
(Hable) Mientras que los hijos de gemelos indénticos son legalmente primos hermanos, genéticamente, son medios hermanos.
Ahora claro no estoy sugeriendo que debes terminar cada oración con una respiración profunda. La respiración inicial que usted hace al comenzar un pensamiento nuevo se llama una respiración de apoyo por una razón.
Crea el pensamiento en esa base.
¿Qué tal si tiene mucho que decir en un pensamiento largo, pero no lo suficiente de su respiración de apoyo para decirlo todo?
Todos hemos experimentado quedarnos sin aire mientras hablamos.
Hasta cuando estamos realmente conectados con lo que estamos diciendo y aunque estemos utilizando el apoyo adecuado de respiración, a veces simplemente se nos va el aire.
Definitivamente es el momento de tomar aire para terminar su pensamiento.
A esto le llamamos una respiración de formación. No es una respiración de base completa y hay veces que el oyente no lo detecta.
Cuando llegue a las partes de su pensamiento donde no tendrá el suficiente aire para sostenerlo, escoja esas pausas con la idea de que estuvieran marcadas escritas para permitir esa inhalación pequeña de formación.
Como en una coma.
Luego, a lo último del pensamiento puede tomarse un momento para repetir el proceso, Primero piense, luego respire, después hable.
Use la pausa para inhalar de nuevo para apoyar su intención o su próximo pensamiento, y después continúe con lo que tiene que decir en esa inhalación nueva.
Si está recitando a Miguel de Cervantes o tiene un argumento complicado para expresar, puede tomar muchas respiraciones de formación para terminar un pensamiento.
Vamos a usar un soneto de Miguel de Cervantes para explorar las respiraciones de base y de formación en contexto.
Aquí está un pensamiento de cuatro líneas en una sola respiración.
When my love swears that she is made of truth,
I do believe her, though I know she lies,
That she might think me some untutored youth,
Unlearnèd in the world’s false subtleties.
Tú, a quien los ojos dieron la bebida
De abundante licor, aunque salobre,
Y alzándote la plata, estaño y cobre,
Te dio la tierra en tierra la comida,
De nuevo, hay cuatro líneas aquí, pero todas pertenecen a una oración larga.
En este casi cada línea termina con una coma.
Si tomara una respiración de apoyo profunda en cualquiera de esas comas, es más seguro que le señalaría a mi oyente que estuviera empezando un pensamiento nuevo.
Esto los dejaría confundidos cuando en realidad era una continuación de fragmentos de una idea que acaban de escuchar.
Pero podría ser difícil para nosotros expresar ese pensamiento en una sola respiración de apoyo inicial.
Entonces, en estas pausas adecuadas es donde podemos usar la respiración de formación, usualmente es donde el pensamiento se expande o cambia de dirección.
En este caso, tomaremos esa respiración de formación al terminar la segunda línea donde hay una coma.
When my love swears that she is made of truth,
I do believe her, though I know she lies, (BB)
That she might think me some untutored youth,
Unlearnèd in the world’s false subtleties.
“Tú, a quien los ojos dieron la bebida
De abundante licor, aunque salobre,
Y alzándote la plata, estaño y cobre,
Te dio en tierra en tierra la comida”
Cuando estamos leyendo, es fácil entender dónde el autor quiere que hagamos una pausa y tomemos aire, prestamos atención en cómo las oraciones están puntuadas.
Pero al hablar en frente de un público sin la ventaja de un texto, es un reto diferente que requiere algo diferente del orador.
Necesita proveer al oyente con una guía de puntuación con la respiración y también incorporar el uso de pausas deliberadas para así proveer al público con un ritmo cómodo y comprensible.
Cuando estamos involucrados en un reto de expresar ideas casi en el mismo momento que las construyamos, agravados por la presión del momento, es bastante fácil dejarse llevar por una secuencia rápida de pensamientos.
Sentimos la presión de estar “prendidos” porque todas las miradas están puestas en nosotros cuando tenemos la palabra.
Al permitir pausas en una expresión, para los momentos de silencio en una comunicación, puede ser engañoso, pero las pusas son sumamente importantes para lograr un ritmo digestible y seguro.
Cuando comenzamos, es fácil pensar que perderemos el interés de las personas si pausamos por mucho tiempo, o que seamos percibidos como si lo estuviéramos inventando mientras avancemos.
Pero el autor del pensamiento tiene una percepción diferente al pensamiento del público.
El orador sabe qué viene después y es encargado de decidir cómo expresarlo, pero el público nada más está enterado del contenido dado, y si el contenido fue arrojado sin pausas para permitirle al público que lo asimile, en primer lugar no comprenderán lo que está diciendo.
Las muletillas, tales como “he” y “este”, son las que crean la impresión de que uno no está preparado o carece de seguridad o de dominio de la materia.
Su oyente necesita pausas entre pensamientos.
Esos segundos de cortos silenciosos son esenciales para apoyar lo que necesita que decir.
Es en la pausa donde le permitimos al público tiempo para procesar lo dicho- de la gravedad de una afirmación o la conexión entre un pensamiento y el otro que viene en camino.
Cuando uno habla, una pausa de un segundo o dos puede sentirse como una eternidad en su mente, pero usted tiene la seguridad de que su oyente no lo escuche de esa manera.
Incluyendo pausas es una buena manera de mejorar la presencia, la comprensión del público, el ritmo y la claridad.
Para resumir.
Aquí hay unas cuantas cosas para mantener en mente de las que acabamos de hablar.
Su respiración es la que interrumpe su discurso
Cómo respira y cuándo respira le informa a su oyente en cómo recibir lo que le está diciendo.
Se puede apoyar asimismo al entender su meta comunicativa y al preparar un pensamiento viable, tales como: voy a enseñar, voy a compartir, voy a describir, o voy a revelar.
Y por último, estar cómodo al incorporar silencios y pausas para permitirle al público elaborar lo que le acaba de informar y utilizar un respiración de apoyo deliberada antes de cada pensamiento, para ayudarle evitar muletillas tales como “este” y “eh”.